viernes, 18 de enero de 2013

CUCARACHA







El lugar era oscuro y de difícil acceso, e ignoro como llegué allí, pero sentí de pronto la necesidad de moverme. Giré a derecha e izquierda y sentí que estaba algo atenazado, pero el impulso de moverme era aún mayor, así que continué moviéndome, hasta que la presión sobre mi cuerpo fue cediendo gradualmente. Abrí los ojos y no vi nada, todo oscuro y quizás solo una claridad de fondo, pero aún no sentí el deseo y el impulso de desplazarme hacia ella. Así que me dediqué a reconocer mi cuerpo.
Junto a mi se desprendió una carcasa de material untuoso y algo rígido, que sospecho era lo que me atenazaba, lo olisqueé y me pareció podría comerse, como así hice, me lo zampe todo. Cuando terminé descubrí que tenía unas extremidades largas y articuladas que eran útiles para el reconocimiento de mi cuerpo, y albricias también para limpiar mi boca y sus aledaños. Le dediqué unos buenos tiempos a recorrer todo mi cuerpo con mis patas, porque además descubrí que tenía otros patas detrás y que me eran de gran ayuda para levantarme.
Mi cuerpo dispone además de las patas, de dos apéndices planos y que cubren la parte superior del tronco, que además se mueven y me impulsan, aunque siendo el lugar tan angosto, me ha sido imposible probarlas para calibrar su impulso.
Pasé las patas por la zona superior de los apéndices planos y sentí que ese gesto me producía placer, quizás porque me reconocía como ser del mundo que, aunque abandonado a su suerte parecía tener vida e instintos de supervivencia. Mis antenas delante de la nariz me ayudaron a detectar movimiento cerca de mi lugar, giré y aprecié otro ser de las mismas hechuras que el mío, e instintivamente me acerqué a él. En este caso ella, porque era una preciosidad. Bueno, realmente no puedo decir que me gustara, solo que un severo instinto me llevó a colocarme encima de ella y meter por un agujero en su parte trasera el floreciente miembro que desconocía y que salió de mí entrepiernas. Al momento caí de lado y una agradable sensación recorrió mi cuerpo, ella me ignoró y se alejó con caras destempladas.
En pocos momentos estaba recuperado, pero continuaba con la falta de instinto de salir de aquella madriguera, así que terminé de comer los restos de la coraza y algún que otro supongo que alimento, porque no sabía mal y parecía haberme dado fuerzas después del desgaste de mi lucha con la compañera guapa. Tuve un movimiento de tripas y dejé caer por mi agujero trasero unas apestosas bolas untuosas y que producían asco. Me moví hacia un lateral para no soportar el mal olor de lo que salio por detrás.
De nuevo escuché un batir de miembros cercano a mí, y en efecto era otra preciosa criatura de gran parecido a mi, pero que me producía  una gran atracción. Recordé lo ocurrido por mi falta de experiencia y entablé un intercambio de información. Aquel delicado ser, emitió un sonido de rechazo y advertencia, y solo me produjo de nuevo un comportamiento bestial, subiéndome  encima y volviendo a meter mi miembro por su ancho agujero en esta ocasión. Al momento y antes que yo me repusiera de aquel delicado momento, me abandono corriendo desaforadamente hacia algún lugar que yo desconocía.
Poco a poco se fue despertando mi instinto de moverme, a dios gracia, y comencé a moverme en pequeños círculos. Bueno parecía interesante, había muchas cosas que  olisquear y muchos rastros de olor de los seres que me dejaban subir encima y penetrar en su cuerpo, pero no veía movimiento alguno. Decidí que cuando volviera a ver alguna criatura sin preguntar nada me subiría encima  y ñaca ñaca, después de la decepción que me lleve con la segunda no pensaba volver a establecer relación estable con ninguna.
La claridad parecía que iba en aumento, pero mi instinto no tenía aun fuerza como para llegar al lugar de donde partía esa claridad. Fue entonces cuando vi otra criatura igual, aunque ausente de esa atracción tan grande que me producían las anteriores. Me acerqué y en efecto era igual, pero sin atracción. Ignoré lo sentidos que salen del vientre y recordando lo agradable que había sido las anteriores relaciones, y me subí encima. Cuando me disponía a penetrarla, sentí una sacudida y caí de encima, para recibir a continuación una patada en toda la boca. Displicentemente se alejo de mi compañía sin ninguna muestra de buena relación. Realmente pensé que todo este mundo es una mierda y en cuanto te descuidas recibes una torta en los morros y mal royo con los demás congéneres. 
Dolido en mis sentidos, confuso por los comportamientos tan dispares, y espabilado en mis futuros comportamientos decidí que ya era hora de salir al exterior y aprender más, para no recibir tortas. Adelanté las antenas que precedían mi cuerpo y las hice útiles para andar seguro, como así fue. Atravesé el agujero que era el fin de mi mundo, y observé el inmenso lugar al cual me asomaba. De la oscuridad más absoluta, pasaba a un lugar de altura difícil de valorar y con una iluminación magnífica, centrada  en dos puntos de incandescencia que daba una preciosa luminosidad a la gran sala. Unos gigantescos objetos de utilidad desconocida para mi, llenaban el lugar, y encima de uno de ellos aparecía algo grande y blando  que tenía un movimiento discreto pero sonoro. Este ruido procedía de un lugar similar a agujero por donde yo suelo alimentarme, franqueado por un cepillo de pelos duros que se movían al compás de cada resoplido.
Todo el lugar estaba lleno de objetos, las paredes con restos de papel colocados horizontalmente, y el suelo cubierto por una espesa lana dura cuyo olor era bastante indescriptible.
Confiado al fin por encontrarme en un lugar, se podría decir acogedor, decidí poner en funcionamiento los atributos que me dio la madre naturaleza, aunque algo atribulado por la ignorancia que mi falta de experiencia y conocimientos poseía. Solo sabía que había llegado a un lugar oscuro, quizás seguro pero inhóspito, que tenia un instinto de atracción hacía algunos seres parecidos a mí y que se me presentaba un futuro esperanzador, a la vista de lo que se me presentaba delante. Así que desplegué los atributos, los agité con intensidad y sentí que mi cuerpo comenzaba a elevarse como si no tuviera gravedad. Con una grandísima potencia levante el vuelo hacia este atractivo mundo tan lleno de posibilidades, y conforme me elevaba iba quedando más maravillado de lo hermoso que era el lugar donde me encontraba.
He decir en verdad, que a la par de estar maravillado por el lugar donde me encontraba, estaba impresionado por las grandes cualidades de desplazamiento que poseía mi oscuro y alargado cuerpo. Gire varias veces cuando mis antenas me alertaban que un objeto impenetrable se acercaba, al girar mi cuerpo cambiaba de dirección y evitaba un seguro impacto. Y yo realmente no lo deseaba, después de la experiencia del dolor producido por la caída desde el cuerpo de mi congénere. Y por cierto, no aprecié que ningún ser parecido a mí se encontrara en el mismo lugar, lo cual me daba una enorme ventaja para aprender y explotar las ventajas de aquel idílico lugar.
Encontrándome inmerso en la complacencia y disfruté de mis vuelos, y asimilando experiencia cada momento que transcurría, giré mi cuerpo 180º y volé en dirección a una claridad que mis antenas me advertían eran impenetrable, aunque me llamaba la atención que el lugar que había  detrás parecía haber objetos verdes con vida. Así que respetando la información de mis antenas, de nuevo giré para esquivar ese muro impenetrable que me separaba de ese otro mundo que más adelante conocería.
Pasé sobre ese objeto blando que resoplaba, realizando un tirabuzón que me llevó hacia la tela de lana que cubría el suelo, tome contacto con la tela de forma torpe, pero al ser bando no me lastimé. Comí multitud de restos que había en la tela de lana, y  ahíto  me dispuse a reemprender los vuelos para conocer.
Escuché un gran alarido, algo así como CUCA AMERICANA, y el ser blando que resoplaba, se abalanzó sobre mi brillante y esbelto cuerpo, con una apestosa zapatilla de cuadros.
INDALESIO