El lugar era oscuro y de difícil
acceso, e ignoro como llegué allí, pero sentí de pronto la necesidad de
moverme. Giré a derecha e izquierda y sentí que estaba algo atenazado, pero el
impulso de moverme era aún mayor, así que continué moviéndome, hasta que la
presión sobre mi cuerpo fue cediendo gradualmente. Abrí los ojos y no vi nada,
todo oscuro y quizás solo una claridad de fondo, pero aún no sentí el deseo y
el impulso de desplazarme hacia ella. Así que me dediqué a reconocer mi cuerpo.
Junto a mi se desprendió una
carcasa de material untuoso y algo rígido, que sospecho era lo que me
atenazaba, lo olisqueé y me pareció podría comerse, como así hice, me lo zampe
todo. Cuando terminé descubrí que tenía unas extremidades largas y articuladas
que eran útiles para el reconocimiento de mi cuerpo, y albricias también para
limpiar mi boca y sus aledaños. Le dediqué unos buenos tiempos a recorrer todo
mi cuerpo con mis patas, porque además descubrí que tenía otros patas detrás y
que me eran de gran ayuda para levantarme.
Mi cuerpo dispone además de las
patas, de dos apéndices planos y que cubren la parte superior del tronco, que
además se mueven y me impulsan, aunque siendo el lugar tan angosto, me ha sido
imposible probarlas para calibrar su impulso.
Pasé las patas por la zona
superior de los apéndices planos y sentí que ese gesto me producía placer,
quizás porque me reconocía como ser del mundo que, aunque abandonado a su
suerte parecía tener vida e instintos de supervivencia. Mis antenas delante de
la nariz me ayudaron a detectar movimiento cerca de mi lugar, giré y aprecié
otro ser de las mismas hechuras que el mío, e instintivamente me acerqué a él.
En este caso ella, porque era una preciosidad. Bueno, realmente no puedo decir
que me gustara, solo que un severo instinto me llevó a colocarme encima de ella
y meter por un agujero en su parte trasera el floreciente miembro que
desconocía y que salió de mí entrepiernas. Al momento caí de lado y una
agradable sensación recorrió mi cuerpo, ella me ignoró y se alejó con caras
destempladas.
En pocos momentos estaba
recuperado, pero continuaba con la falta de instinto de salir de aquella
madriguera, así que terminé de comer los restos de la coraza y algún que otro
supongo que alimento, porque no sabía mal y parecía haberme dado fuerzas
después del desgaste de mi lucha con la compañera guapa. Tuve un movimiento de
tripas y dejé caer por mi agujero trasero unas apestosas bolas untuosas y que
producían asco. Me moví hacia un lateral para no soportar el mal olor de lo que
salio por detrás.
De nuevo escuché un batir de
miembros cercano a mí, y en efecto era otra preciosa criatura de gran parecido
a mi, pero que me producía una gran
atracción. Recordé lo ocurrido por mi falta de experiencia y entablé un
intercambio de información. Aquel delicado ser, emitió un sonido de rechazo y
advertencia, y solo me produjo de nuevo un comportamiento bestial, subiéndome encima y volviendo a meter mi miembro por su
ancho agujero en esta ocasión. Al momento y antes que yo me repusiera de aquel
delicado momento, me abandono corriendo desaforadamente hacia algún lugar que
yo desconocía.
Poco a poco se fue despertando mi
instinto de moverme, a dios gracia, y comencé a moverme en pequeños círculos.
Bueno parecía interesante, había muchas cosas que olisquear y muchos rastros de olor de los
seres que me dejaban subir encima y penetrar en su cuerpo, pero no veía
movimiento alguno. Decidí que cuando volviera a ver alguna criatura sin
preguntar nada me subiría encima y ñaca
ñaca, después de la decepción que me lleve con la segunda no pensaba volver a
establecer relación estable con ninguna.
La claridad parecía que iba en
aumento, pero mi instinto no tenía aun fuerza como para llegar al lugar de
donde partía esa claridad. Fue entonces cuando vi otra criatura igual, aunque
ausente de esa atracción tan grande que me producían las anteriores. Me acerqué
y en efecto era igual, pero sin atracción. Ignoré lo sentidos que salen del
vientre y recordando lo agradable que había sido las anteriores relaciones, y
me subí encima. Cuando me disponía a penetrarla, sentí una sacudida y caí de
encima, para recibir a continuación una patada en toda la boca.
Displicentemente se alejo de mi compañía sin ninguna muestra de buena relación.
Realmente pensé que todo este mundo es una mierda y en cuanto te descuidas
recibes una torta en los morros y mal royo con los demás congéneres.
Dolido en mis sentidos, confuso
por los comportamientos tan dispares, y espabilado en mis futuros
comportamientos decidí que ya era hora de salir al exterior y aprender más,
para no recibir tortas. Adelanté las antenas que precedían mi cuerpo y las hice
útiles para andar seguro, como así fue. Atravesé el agujero que era el fin de mi
mundo, y observé el inmenso lugar al cual me asomaba. De la oscuridad más
absoluta, pasaba a un lugar de altura difícil de valorar y con una iluminación
magnífica, centrada en dos puntos de
incandescencia que daba una preciosa luminosidad a la gran sala. Unos
gigantescos objetos de utilidad desconocida para mi, llenaban el lugar, y
encima de uno de ellos aparecía algo grande y blando que tenía un movimiento discreto pero sonoro.
Este ruido procedía de un lugar similar a agujero por donde yo suelo alimentarme,
franqueado por un cepillo de pelos duros que se movían al compás de cada
resoplido.
Todo el lugar estaba lleno de
objetos, las paredes con restos de papel colocados horizontalmente, y el suelo
cubierto por una espesa lana dura cuyo olor era bastante indescriptible.
Confiado al fin por encontrarme
en un lugar, se podría decir acogedor, decidí poner en funcionamiento los
atributos que me dio la madre naturaleza, aunque algo atribulado por la
ignorancia que mi falta de experiencia y conocimientos poseía. Solo sabía que
había llegado a un lugar oscuro, quizás seguro pero inhóspito, que tenia un
instinto de atracción hacía algunos seres parecidos a mí y que se me presentaba
un futuro esperanzador, a la vista de lo que se me presentaba delante. Así que
desplegué los atributos, los agité con intensidad y sentí que mi cuerpo
comenzaba a elevarse como si no tuviera gravedad. Con una grandísima potencia
levante el vuelo hacia este atractivo mundo tan lleno de posibilidades, y
conforme me elevaba iba quedando más maravillado de lo hermoso que era el lugar
donde me encontraba.
He decir en verdad, que a la par
de estar maravillado por el lugar donde me encontraba, estaba impresionado por
las grandes cualidades de desplazamiento que poseía mi oscuro y alargado cuerpo.
Gire varias veces cuando mis antenas me alertaban que un objeto impenetrable se
acercaba, al girar mi cuerpo cambiaba de dirección y evitaba un seguro impacto.
Y yo realmente no lo deseaba, después de la experiencia del dolor producido por
la caída desde el cuerpo de mi congénere. Y por cierto, no aprecié que ningún
ser parecido a mí se encontrara en el mismo lugar, lo cual me daba una enorme
ventaja para aprender y explotar las ventajas de aquel idílico lugar.
Encontrándome inmerso en la
complacencia y disfruté de mis vuelos, y asimilando experiencia cada momento
que transcurría, giré mi cuerpo 180º y volé en dirección a una claridad que mis
antenas me advertían eran impenetrable, aunque me llamaba la atención que el
lugar que había detrás parecía haber
objetos verdes con vida. Así que respetando la información de mis antenas, de
nuevo giré para esquivar ese muro impenetrable que me separaba de ese otro
mundo que más adelante conocería.
Pasé sobre ese objeto blando que
resoplaba, realizando un tirabuzón que me llevó hacia la tela de lana que
cubría el suelo, tome contacto con la tela de forma torpe, pero al ser bando no
me lastimé. Comí multitud de restos que había en la tela de lana, y ahíto me
dispuse a reemprender los vuelos para conocer.
Escuché un gran alarido, algo así
como CUCA AMERICANA, y el ser blando que resoplaba, se abalanzó sobre mi
brillante y esbelto cuerpo, con una apestosa zapatilla de cuadros.
INDALESIO