domingo, 16 de febrero de 2020

EGOÍSMO







Me pregunté él porqué de sus gustos, desconocía por completo aquel personaje, y ahora me encontraba con toda este enorme volumen de libros y discos. Miré en derredor y calculé que podía haber unos tres mil libros, de cuyo contenido no sabia nada. Los más próximos a los discos de música eran libros menudos y muy usados, de temas muy poco uniformes y que para nada me interesaban. Los de su izquierda libros de Psiquiatría, que ignoraba su utilidad ya que mi padre nunca se dedicó a esta especialidad ya tan en desuso. Moviendo mi cuerpo con precaución, me dirigí hacia el lado contrario donde me encontraba, sorteando cajas llenas de libros y papeles, junto con revistas esparcidas por todo el suelo sobre literatura y política, algo difícil de entender.

Pasé junto a la turca, y deslicé la colcha que la cubría para ver que abultaba. Inicialmente no comprendí que era, pero en escasos segundos un horror recorrió mi cuerpo, aquel bulto era una persona boca abajo y en estado de momificación. Su pelo cubría una superficie muy adherida al cráneo, de color y textura muy parecida al cuero, y estaba largo y muy tieso. Sus manos eran huesos cubierto por la misma piel curtida, marrón y tersa que cubría todo el resto de piel que se pudiera ver . La espalda se encontraba al descubierto por haberse deshecho la tela de la camisa que lo cubría. Al retirar el mueble pude ver su cara, pero nada reconocí, aunque no parecía tener el rostro y gesto de sufrimiento. Junto a la turca y sobre una biblioteca baja, había unos papeles sueltos, los cogí y me puse a leerlos para aliviar mi tensión, eran frases elegidas de su lectura habitual que iba anotando para mantener su recuerdo. Otra hoja contenía un poema dedicado a su hijo, a nuestro hijo León.
INDALESIO


Fragmento de un libro