Los dos habían sido,
los dos querían ser. Quizás lo que buscaban al escribir no era que
los leyeran sino que los escucharan, que las amistades que habían
cultivado a lo largo de su vida, eso que los romanos llamaban gente,
los oyera. Esa era también la ilusión de Cervantes tras el fracaso
de las comedias. Imaginaba a su gente alrededor de un lamparón de
aceite atenta a la lectura del Quijote como si fuera él quien
hablara. Formar coro, tener auditores que se fijen en las ideas que
transmite es el objetivo del poeta. Que su gente quede colgada de la
palabra, que vea horizontes nuevos, que comparta lo que el autor
acaba de descubrir.
No
sé si el artista se viste o se desnuda al publicar su obra. El
desnudo es la realidad que el vestido tapa. Habría que preguntar si
el silencio es lo natural y la palabra lo que cubre o engaña. La
pintura funde forma y expresión, pero la escritura es el destilado
del pensamiento. En ambos casos el valor reside en la verdad que deja
ver el autor, porque lo único que puede llegar a conocer el artista
es la propia intimidad, aunque a veces no la comprenda. Es más,
cuanto menos se entienda a sí mismo más explícita es su obra. Si
no alcanzas a sorprenderte no vas a sorprender a los demás. En eso
consiste la originalidad, lo admirable. Tan seguros estamos de
nuestro final que lo más apreciado es el atisbo de novedad: una
oferta que oriente, aunque solo sea de manera imaginaria, hacia otro
destino distinto a la muerte. Nuevo frente a caduco.
Quizás deberías
dedicarte a la poesía, le comentó su amigo, donde las palabras
dicen más de lo que significan. El efecto estético del poema se
sostiene como el arco de medio punto. La prosa, en cambio, depende de
la coherencia interior. No es estética a lo que me refiero sino a
fluidez. Puedes hacer incluso poesía automática, ese reclamo del
subconsciente que se enciende como luciérnaga. Yo me voy a dedicar a
la poesía barata como antes me dediqué a la prosa barata y a la
filosofía barata. No es por lo fácil es por lo rápido. Necesito
producir como antes necesitaba operar enfermos para sentirme
satisfecho. En realidad tengo una lista de poemas en espera de
creación como no la había tenido nunca de pacientes. Esto no son
consejos, son sugerencias que me hago para salir del pánico de la
inoperancia. Al final todo se resolverá de manera sencilla
conformándome con lo que sea, como hago siempre.
CIRANO