La siguiente vez que vi a
Thimoty fue meses más tarde cuando yo había recuperado algo de mi
memoria y de mi salud física y mental. Debió comenzar cuando me
obligaban a comer en los servicios sociales de la ciudad y lavarme
una vez a la semana. También es verdad que un grupo de voluntarios
de un secta religiosa llamado los Defensores de Cristo Rey, me
acogieron bajo su tutela y cada noche me traían un cafelito caliente
y me leían un fragmento de la Biblia. Yo se lo agradecía
efusivamente, como si realmente me importara un pito la Biblia y sus
monsergas cursi les y aburridas.
Bueno, cierto día que me
encontraba apoyado en la columna de San Jacques esperando que un
pesado se fuera de mi habitual lugar de dormida en los soportales de
unos almacenes de gangas, que despedía calor por las rendijas de las
puertas, apareció Thimoty bajándose de una moto scuter.
Yo no recordaba haberlo
visto, pero le respondí al saludo, era interesante que ya
entendiera bastante del idioma de Moliere, y acepté que se sentara
cerca mía. Olisqueo levantando la nariz, buscando quizás
reconocerme por mi habitual pestilencia, pero se quedó sorprendido
ya que solo era capaz de olerme yo. Después saco una cajetilla de
cigarrillos y me ofreció uno, acepté y di una profunda calada que
me provocó un ataque de tos, no recordaba haber fumado en tiempo, al
menos desde el que tengo recuerdo. Tiré el cigarro y continué con
la tos. Se lamentó y comenzó su rondo de preguntas. Me preguntó
por el College de France y por mis relaciones con los profesores en
especial con Michel Foucault. Le miré en hito y me levanté para
irme. Me sujetó del brazo y volvió a pedir disculpas, entonces
derivó hacia terrenos más sociológicos, ¿porqué vivía al modo
clochard? Le miré de nuevo con cara de extrañeza,
- ¿De qué me habla?
- Usted es español, lo sé porque conozco a su hija. Vive en esta ciudad desde hace, quizás dos años. Es un hombre culto y ha sido ayudante de unos de los mejores pensadores de la Francia. Pero algo le pasó y desde entonces vive de la caridad, esta es la segunda vez que le veo, ¿recuerda?
Le volví a mirar y le
hice un mohín de extrañeza. Pero la verdad es que había recordado
este tiempo en que vivía en París, pero por pereza y por
encontrarme cómodo en esta situación, me había dejado ir. No
recordaba los motivos pero sabía que su recuerdo me hacia daño, así
que ni me molestaba en buscar el recuerdo.
- Bien, respeto que no quiera hablar de su situación. Yo quiero ofrecerle ayuda cuando lo necesite. Hay algo que pueda hacer por usted, ¿dinero o alguna gestión en los servicios sociales?
Entonces sentí una
severa punzada en mi cabeza y un persistente tics atacó mi ojo
derecho. Me coloqué la mano cubriendo el ojo y entonces vi en el
recuerdo al capullo de Thimoty acompañando a mi hija. Si, ya lo
veía, mi hijita vivía en esta ciudad y tenía un trabajo muy
creativo, pero algo ocurrió que me hizo....enloquecer? No consigo
aclarar el recuerdo, pero este tipo forma parte de él, y además
siento que le hizo daño...pero no conseguí ver con claridad que fue
lo que pasó. Le sujeté del brazo y le miré, quise preguntar algo
sobre mi hija, pero en mi mente había algo que lo impedía, algo que
si lo verbalizaba me haría sufrir y eso era algo que yo no deseaba.
Entonces el azar me echo una mano y este parisino de mierda comentó
como para que yo se lo agradeciera.
- Su hija se fue hace un año para Japón, la contrató un estudio para realizar un trabajo de cinco años en la ciudad de Tokio, y no he vuelto a saber nada de ella. Me dejó porque quería continuar poniendo en marcha sus ideas y yo no formaba parte de su vida. Además creo que se enamoró de otro hombre y ambos se fueron para Asia. Aún ando recuperándome de esas heridas.
Solté el brazo y asentí
con la cabeza, era mi mejor manera de agradecerle la información.
Una gran tranquilidad invadió mi corazón y el click de mi cabeza
fue cediendo y comencé a ver con mucha mayor claridad. Me despedí
de él y me dirigí hacia mi lugar de reposo calentito e
independiente. Nunca más tuvimos interés o casualidad en vernos.
INDALESIO Dic. 2014