lunes, 13 de marzo de 2017

DISFORIA




Se encontraba dando una conferencia a un público entregado que llenaba la sala, los pasillos de acceso e incluso desbordaba por la galería. Cuando más interesante era su disertación, cuando el silencio era una dimensión más del espacio-tiempo relativista, sonó el móvil que llevaba apagado en el bolsillo. Como un autómata lo acercó al oído, escuchó estupefacto lo que decía y salió corriendo entre la multitud hasta perderse por el bullicio de la calle. Desde entonces no se le ha vuelto a ver.

CIRANO