lunes, 23 de junio de 2014

MENTIRAS NOVELADAS


                         



Desde pequeño y por voluntad de mis padres, soy un lector empedernido y un amante de las fantasías que desearía escribir, y en camino de ello me encuentro en estos momentos.
Perdido ando con mis escritos, porque por más que lo intento no consigo elaborar un texto del que me pueda sentir totalmente satisfecho, algo que no me desanima porque lo continuo intentando cada día de cada mes y de cada año. Ignoro también el porqué los lectores, escasos de mis relatos, piensan que lo que se escribe es realidad y hechos ocurridos en la vida de cada uno de los modestos escritores. Al principio me molestaba en sacarlos de semejante error, pero por más que lo intentaba no conseguía su aceptación, así que desistí de ese esfuerzo y acordé que cada cual hiciera lo que le viniera en gana.
En esta situación me encuentro, cuando he decidido escribir una historia que es fruto de mi imaginación y que se desarrolla en la más absoluta de las locuras posibles. Se trata de unos hechos ocurridos a  un vecino imaginario y que le ocurren acontecimientos tan disparatados que casi es muy difícil que sucedan en la realidad, pero que si ocurren sería un escándalo de marca mayor.
La historia en forma resumida consiste en la vida y misterio de un vecino al que le endosé la realización de un atraco con delito de sangre y al que no se consigue descubrir por sus habilidades. Su descripción como persona ha sido exhaustiva y su personalidad extremadamente detallada. Elegí como victima también a una vecina que me constaba disponía de bastantes recursos económicos y a la que conocía por motivos familiares.
El plano detallado de la casa, los movimientos del servicio doméstico y las costumbres de sus habitantes  me permitió una  amplísima y bien argumentada descripción, que le hacia parecer con mucho, una exagerada realidad.    
Cuando leí las cuartillas, unas veinte, me sorprendió la vivencia y lo convincente que parecía la historia y animado por haber descubierto y desarrollado una historia tan creíble me dispuse  a sacarlo a la luz en mi blog con la celeridad que me apetecía.
Pude comprobar en días posteriores que el volumen de visitas era abundante y que los sistemas operativos eran uniformes, y no recibí ningún comentario, solo algunas salutaciones sobre me gusta o no me gusta con importantes números. En el cuarto día, cuando ya me disponía a comenzar un nuevo relato con los mismos parámetros, llamaron al portero electrónico, antes de abrir, pregunté  de quien se trataba, era la Policía.
Sufrí durante muchas horas y varios días la brutalidad de la policía, con un interrogatorio que yo pensaba se daba solo en las películas, pero no, vi que me quedaba corto incluso con mis fantasías. Al parecer habían descubierto el cadáver de la misma mujer de mi relato, y con fácil lógica y fruto de una mente de las que piensan que todo vuelve a ser realidad y sale a la luz, y más en los escritores cuya acto fallido esta en lo que escribe. Desconozco el nombre concreto del delator, aunque barajo varios personajes, todos del círculo de mis amigos y a los cuales quiero olvidar por haber dudado de mi honorabilidad.
Al tercer día sin dormir y ya dispuesto a confesar lo que me pusieran por delante, de forma brusca cambiaron las tornas y empezaron a tratarme de forma diferente, nada de violencia y gritos, ni brutalidades físicas ni incluso mentales, hasta que me confesaron que había aparecido el producto del robo de la casa de Doña Martina y el autor del asesinato. Me advirtieron que podía reclamar una indemnización, pero que lo pasaría mal para poder demostrar si había habido violencia, y por el contrario estaban dispuestos a condonar las multas que recibiera al menos en dos años.
Mantuve un discreto silencio hasta que me permitieran salir, que por cierto no se dieron prisa, y cuando salí de la comisaría lloré de horror.
Dejé la literatura, la lectura y la escritura, bloqueé mi blog y todos los escritos y vendí la casa herencia de mis padres. Me compré un velero, palicorto y mangudo, lo equipé con todo lo que necesitaba y me dispuse a soltar amarras y lanzarme a un mundo más tranquilo y menos agresivo. Antes he escrito estas notas para avisar a los escritores que como yo, cuentan fantasías, para que estén alertas y cuiden mucho lo que cuentan, porque pueden sufrir como yo una supuesta equivocación, si supuesta, porque algo de culpa tuve en todo este embrollo.

INDALESIO Abril 2014