Desde pequeño y
por voluntad de mis padres, soy un lector empedernido y un amante de las
fantasías que desearía escribir, y en camino de ello me encuentro en estos
momentos.
Perdido ando
con mis escritos, porque por más que lo intento no consigo elaborar un texto
del que me pueda sentir totalmente satisfecho, algo que no me desanima porque
lo continuo intentando cada día de cada mes y de cada año. Ignoro también el
porqué los lectores, escasos de mis relatos, piensan que lo que se escribe es
realidad y hechos ocurridos en la vida de cada uno de los modestos escritores.
Al principio me molestaba en sacarlos de semejante error, pero por más que lo
intentaba no conseguía su aceptación, así que desistí de ese esfuerzo y acordé
que cada cual hiciera lo que le viniera en gana.
En esta
situación me encuentro, cuando he decidido escribir una historia que es fruto
de mi imaginación y que se desarrolla en la más absoluta de las locuras
posibles. Se trata de unos hechos ocurridos a
un vecino imaginario y que le ocurren acontecimientos tan disparatados
que casi es muy difícil que sucedan en la realidad, pero que si ocurren sería
un escándalo de marca mayor.
La historia en
forma resumida consiste en la vida y misterio de un vecino al que le endosé la
realización de un atraco con delito de sangre y al que no se consigue descubrir
por sus habilidades. Su descripción como persona ha sido exhaustiva y su
personalidad extremadamente detallada. Elegí como victima también a una vecina
que me constaba disponía de bastantes recursos económicos y a la que conocía
por motivos familiares.
El plano
detallado de la casa, los movimientos del servicio doméstico y las costumbres
de sus habitantes me permitió una amplísima y bien argumentada descripción, que
le hacia parecer con mucho, una exagerada realidad.
Cuando leí las
cuartillas, unas veinte, me sorprendió la vivencia y lo convincente que parecía
la historia y animado por haber descubierto y desarrollado una historia tan
creíble me dispuse a sacarlo a la luz en
mi blog con la celeridad que me apetecía.
Pude comprobar
en días posteriores que el volumen de visitas era abundante y que los sistemas
operativos eran uniformes, y no recibí ningún comentario, solo algunas
salutaciones sobre me gusta o no me gusta con importantes números. En el cuarto
día, cuando ya me disponía a comenzar un nuevo relato con los mismos parámetros,
llamaron al portero electrónico, antes de abrir, pregunté de quien se trataba, era la Policía.
Sufrí durante
muchas horas y varios días la brutalidad de la policía, con un interrogatorio
que yo pensaba se daba solo en las películas, pero no, vi que me quedaba corto
incluso con mis fantasías. Al parecer habían descubierto el cadáver de la misma
mujer de mi relato, y con fácil lógica y fruto de una mente de las que piensan
que todo vuelve a ser realidad y sale a la luz, y más en los escritores cuya
acto fallido esta en lo que escribe. Desconozco el nombre concreto del delator,
aunque barajo varios personajes, todos del círculo de mis amigos y a los cuales
quiero olvidar por haber dudado de mi honorabilidad.
Al tercer día
sin dormir y ya dispuesto a confesar lo que me pusieran por delante, de forma
brusca cambiaron las tornas y empezaron a tratarme de forma diferente, nada de
violencia y gritos, ni brutalidades físicas ni incluso mentales, hasta que me
confesaron que había aparecido el producto del robo de la casa de Doña Martina
y el autor del asesinato. Me advirtieron que podía reclamar una indemnización,
pero que lo pasaría mal para poder demostrar si había habido violencia, y por
el contrario estaban dispuestos a condonar las multas que recibiera al menos en
dos años.
Mantuve un discreto
silencio hasta que me permitieran salir, que por cierto no se dieron prisa, y
cuando salí de la comisaría lloré de horror.
Dejé la
literatura, la lectura y la escritura, bloqueé mi blog y todos los escritos y
vendí la casa herencia de mis padres. Me compré un velero, palicorto y mangudo,
lo equipé con todo lo que necesitaba y me dispuse a soltar amarras y lanzarme a
un mundo más tranquilo y menos agresivo. Antes he escrito estas notas para
avisar a los escritores que como yo, cuentan fantasías, para que estén alertas
y cuiden mucho lo que cuentan, porque pueden sufrir como yo una supuesta
equivocación, si supuesta, porque algo de culpa tuve en todo este embrollo.
INDALESIO Abril
2014
Javier Marías se vio obligado a publicar una novela en la que explicaba otra anterior para aclarar lo que era ficción y lo que era realidad (Negra espalda del tiempo)... Por lo demás, ¿acaso la ficción no es una de las opciones de la realidad?. Seguramente la que menos posibilidades tiene de darse pero ya se sabe que en muchas ocasiones la realidad supera a la ficción.
ResponderEliminarUn abrazo
Cuantas veces me han dicho que lo que cuento es distinto de la realidad ? Pero que realidad ? si mi fantasía no tienen limites. Yo no solo cuento fantasías , sino que vivo fantasías. O acaso este mundo es real, no no es posible,....que vergüenza.
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