Piter salio del centro de
salud relativamente contento. Aunque le habían cambiado de médico
en esta semana, su primera entrevista había sido muy satisfactoria.
Había recibido una
llamada dos días antes, para comunicarle que su Psiquiátra le
habían movilizado para entrar en las milicias y había sido evacuado
para colaborar en la guerra. El doctor Monda le trataba desde hacia
quince años y cuidaba que su medicación y dosis fuera la más
adecuada posible, aunque realmente le hubiese gustado que le hubiese
podido explicar porque tenía esos trastornos y cambios de humor tan
reiteradamente.
Había leído hace años,
que no se debe establecer relaciones afectivas con tu médico de la
mente, porque podría alterar los resultados clínicos. Así que
nunca habló con el doctor Monda, porque además le había comunicado
que pertenecía a una comunidad científica que no daban ni
comunicaban soluciones, solo escuchaban lo que le paciente quisiera
decirle.
Solo cuando comenzó la
medicación le advirtió, de como debía pautar las dosis y el tiempo
que debería tomarla, para siempre. La medicación que necesitaba era
las sales de litio y tenía algunos inconvenientes que ya descubriría
en el trascurso del tiempo.
Por lo demás iba cada
dos semanas y le colocaba en una silla muy dura, según le explicaron
para que no se sintiera demasiado cómodo. Cuando sonaba un timbre,
Piter hablaba durante diez minutos, con una única condición que
cada día el tema fuera diferente. Mientras el doctor Monda colocaba
sus piernas en un cajón abierto y leía lo que al parecer era una
revista de fotografía, su pasión y divertimento.
Así llevaba los quince
años de tratamiento, sin faltar un solo día, salvo en dos ocasiones
que tubo que acudir como urgencia porque al parecer las sales de
litio le produjeron una espermatorrea incoercible que preciso
tratamiento especializado, aunque se cortó de forma natural y
espontanea.
El nuevo doctor al
parecer no pertenecía a la misma escuela del doctor Monda, y era
partidario de establecer comunicación oral con los pacientes , le
gustaban muy poco las sales de litio, por sus desagradables
complicaciones. Le dijo que en la actualidad existían otras drogas
mucho más eficaces para mantener el necesario silencio de los
pacientes de trastornos del comportamiento, esas drogas producto de
investigación europeo tenían menos efectos secundarios y mayor
nivel de eficacia. Así que le pidió permiso para modificar la
medicación, pero Piter no supo que hacer porque tenía abolido su
capacidad de decisión, algo que también tenía relación con el
litio. Pidió tiempo para poder decidir y se fue a la playa. Allí
se quitó la ropa y se introdujo en el agua del mar. Media hora
después le sacaban con los pulmones llenos de agua y su corazón
parado, incomprensiblemente su polla estaba totalmente erecta, al
parecer por los efectos del litio.
INDALESIO Mayo 2015
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