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No más de ocho
años de edad, cuando me pidieron hiciera de rodrigón, bueno pedirlo tampoco, me
indicaron acompañar a mi hermana en sus paseos con el joven con el que salía.
Aquello me gustaba, era divertido y me trataban con generosidad o quizás con
elegancia, porque me compraban un
cartucho de patatas en papel de estraza y me sentaban en las piedras del paseo
marítimo, algo que me producía un gran sosiego.
El otro
recuerdo que guardo es quizás años después, alquilaba simbólicamente por
unas perrillas la barca de un marengo de
pedregalejos, que le llamaba la Clara y que nos servía para alejarnos del agua
sucia del rebalaje y darnos un baño en las procelosas aguas de la bahía de
Málaga.
El joven
acompañante de mi hermana, que después fue su marido y padre de sus nueve
hijos, era y fue un gran jurista que defendió las leyes con la independencia y prudencia que da la visión
democrática y cristiana de su vida, algo realmente extraño en este nuestro país.
A él le debo
mucho. Siendo un muchacho que deseaba comenzar los estudios universitarios con
ganas de diversión y mucha curiosidad, y encontrándome algo perdido por la
educación recibida por los jesuitas de los años sesenta, le conté mis cuitas de
desasosiego por el trato recibido en el último año de bachillerato. No solía
dar consejos de exegeta, pero aconsejaba con sentido práctico. Me presentó a
Alfonso Carlos Comín y me sugirió le acompañara a la zafra de la Axarquía.
Acepté y fue una experiencia que jamás olvidaré, conocí gentes humildes y sin
nada de cultura, cuya único bagaje era su enorme generosidad y ganas de ayudar
al prójimo, así compartíamos la mucha
miseria que en aquellos entonces había. Y me hizo sentir una inquietud que
extrañamente se adaptaba muy bien a mi manera de pensar y sentir. Ese fue el
germen de lo que fue después mi compromiso social y político.
Años después, y
habiendo terminado mis estudios universitarios, me ofreció participar en una
plataforma creada por un grupo de cristiano- demócratas que se llamaba a la
sazón Demos 68, donde se fue germinando la buena costumbre de dialogar
independientemente de la ideología que
se dispusiera o que cada cual quisiera. Allí conocí a personajes de enorme
talla personal y política que me enseñaron a ser tolerante y a saber encontrar
el camino para acabar con los comportamientos del tardo-franquismo.
El azar hizo
que nuestras vidas siguieran por caminos diferentes, pero siempre fue un placer
cambiar opiniones con él y recibir su enseñanza mensurada, cauta y firme en
cada uno de los temas que debatíamos.
Murió como
vivió, con una tenue sonrisa de comprensión y cariño a todo su entorno. Al
menos así me lo contaron los que compartieron los últimos momentos con él.
Gracias y descansa en paz.
INDALESIO Dic.
2013
Muy bien detallado con pocas palabras una pequeña parte de la vida de Pepe Jimenez Villarejo, al que conocí presentado por un amigo común Pepe de la Puerta, que fue cofundador de lo que terminó siendo el sindicado de clase Comisiones Obreras, que también fue represaliado y detenido junto a comunistas.Era cristiano-demócrata y miembro también de Demos 68 y nosotros jóvenes comunistas estábamos interesados en dar a conocer que a pesar de la represión había una parte de ciudadanos que luchaba aunque con cierta clandestinidad contra la tiranía franquista y Pepe de la Puerta, nos presentó a tu cuñado y tuvimos ciertas reuniones en casa de los canónigos Gonzalez Ruiz, José María y Manuel. Ya cpnocíaos a Comín, exiliado forzoso en Málaga y miembro de Bandera Roja, con que el que tuve bastantes discrepancias ideológicas y de práctica política, pero nuestro camino en aquellos momentos de penetración dentro de las estructuras del sindicato vertical para cambiarlos no tenía paralización, las elecciones sindicales había que ganarlas y así fue y le ofrecimos a Pepe de la Puerta la secretaría general del sindicato del medtal. Desde aquellos momentos y para reorganizar el sindicato que queríamos modernizar y darle un sentido social y político diferente. Nos reprimieron y terminamos en la cárcel jóvenes comunistas y nos "acompañó" un democristiano como Pepe de la Puerta, gran amigo de José Jimenez Villarejo y en ese expediente del Tribunal de Orden Publico, también estuvieron presente los canónigos Gonzalez.
ResponderEliminarCon su muerte se marchó una buena persona, intelectual, militante por las libertades y buen conversador transparente en las ideas. MANOLO RUIZ BENITEZ
Sencillo, escueto, preciso, cariñoso, bonito, amigo Indalesio..
ResponderEliminarBirlibirloque
Magnifico Indalesio,Pepe Jimenez Villarejo nos sedujo de adolescentes a todos tus amigos.Un emocinado recuerdo.
ResponderEliminarAmigo Indalesio, los derechos sociales, libertades, la tolerancia....no son sólo palabras, hace falta gente como nuestro querido Pepe
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