Luces
apagadas, unas velas enclenques, titubeantes, proyectaban sombras fantasmales
en las paredes húmedas del recinto. En los primeros ejercicios espirituales de Pepe una voz
bronca, con exaltaciones momentáneas, relataba la infortunada corta biografía
de Pepito.
Niño
ejemplar… Pepito; la alegría de sus padres…; de 10 en estudios, urbanidad y
disciplina...; en gracia de Dios por su primera comunión recién recibida… he te
aquí que cayó en manos de malas amistades… le roba una peseta a su madre… sale
a la calle… le cae una “tea,” lo mata… y Pepito para siempre a arder en el fuego eternoOOO!, tronaba
la voz del predicador que hasta la sombras de las velas se agrandaban.
Pepe
entre entristecido, temeroso e increyente se fue a su casa.
Al
año siguiente, en el mismo escenario. Pepito se había hecho la primera paja, había caído en el horrendo
hábito. Y otra vez la voz tronante… con la misma mala suerte de la “tea”…y el
mismo destino por los siglos de los siglos…
Entonces
en Pepe, a pesar de su edad, aumenta la increencia y abandona los ejercicios espirituales y “corta
con los curas”:
“Ya sabía yo de sobra -decía – lo que le iba a
pasar a Pepito cuando fuera por vez primera a una “casa de putas”
BIRLIBIRLOQUE Abril 2014
Tus cuentos son como tu oficio: Especiales.
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