Saltó la valla sin
despeinarse, abrió la puerta con una ganzúa y se coló en la casa.
Estuvo un rato paseando por el salón, se acostó en la cama de
matrimonio, comió algo que encontró en la nevera y se largó por
donde había venido. Cuando llegaron los inquilinos más que desorden
notaron un sabor a humo que se pegaba al paladar, algo así como la
presencia de un vaho que enturbiaba la estancia. Dudaron si llamar a
la policía pero como no faltaba nada lo dejaron estar.
Al día siguiente se
rompieron varios grifos, la luz se fue dos veces, las persianas no
respondían a la tracción de las cintas y los platos se rajaban en
el lavavajillas. Mientras el mal fario se hacía cada vez más espeso
la mujer empezó a ir al psiquiatra y el marido al cardiólogo por
palpitaciones que le producían angustia. Los niños dejaron de sacar
buenas notas al perder interés por el colegio.
Algunas ideas son como
trozos de corcho que llegan flotando en un mar alborotado, otras son
esculturas labradas con la paciencia y pericia que cada uno posea. Lo
difícil es entender que a pesar de la individualidad somos un todo.
CIRANO
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