sábado, 11 de mayo de 2019

¿OLVIDÉ MI LIBRO ?






Me llamo Nicolás y desde hace años tengo una gran afición por los libros. Creo que todo empezó cuando mi madre me pedía dormir la siesta en la biblioteca, donde unas enormes estanterías se encontraban colmatadas de libros de diferentes lomos, tamaños y colores. En la mullida alfombra reposaba mi cabeza sobre una almohada de plumas, y desde allí leía lo escrito en el lomo de cada ejemplar. Aprendí la situación de los más de tres mil ejemplares y los nombres de sus autores, aveces me quedaba dormido agotado de buscar y completar los títulos de los libros más pequeños y con letras doradas que me obligaban a un sobre esfuerzo. Al iniciar la siesta, me tumbaba y orientaba hacia el lugar que había decidido le tocaba repasar la ubicación de textos, conseguí los mínimos fallos y decidí usar la escalera de madera para llegar a mirar las posibles dudas, en especial los libros pequeños y con nombres difíciles. Una vez que tenía bastante seguridad en la localización de los textos, me llamo la atención el contenido, pero no fue hasta los doce años cuando les pedí consejo a mis padres sobre el que leer, y así fue cayendo en mis manos las maravillosas fantasías de Kipling, Conrad, Salgari y Melville. Y fue definitivo porque ahora leía con una enorme voracidad y así continué muchos años de mi vida, tanto que decidí que mi profesión fuera la enseñanza de la literatura y los fenómenos que ocurren en derredor.
El último acontecimiento ha sido el encuentro de ocasional de un libro depositado en un banco del parque de mi ciudad. Inicialmente solo vi la forma del libro, no muy grande y envuelto en papel transparente de color verde claro, no hice mucho caso y pasé de largo, aunque veinte pasos después  paré en seco y volví sobre mis pasos. Me quedé anonadado  y observé que tenía la forma de un libro y que se transparentaba unas letras gruesas. Mire en derredor y no había nadie que mostrara interés, me acerqué y sin dudar era un libro, me agaché con algo de desconfianza y lo cogí. De inmediato continué mi marcha sin hacer caso de saber de que se trataba, cuando llevaba un largo trecho pude mirar que era un libro y cuyo título rezaba LA EDUCACIÓN SENTIMENTAL de Gustavo Flaubert. Edición de bolsillo de Penguin clásicos. Todo lo averigüé sin quitar el forro que lo envolvía, así que decidí sentarme y ver cual era la intención de aquel objeto, que tanto me llamaba la atención. Me senté y miré hacia ambos lados, cuando terminé me di cuenta que a poca distancia había una chica que me miraba, me hice el distraído y sujeté con ambas manos el libro que era más grueso de lo que aparentaba. Me pareció que podría pasar un mal rato si la joven pedía la propiedad de aquel libro, así que valoré la posibilidad de montarme en el próximo autobús, cuya parada tenía delante. Me levanté muy rápido cuando el bus paro y abrió sus puertas, me encontraba dispuesto a subir cuando sentí que me agarraban de la chaqueta.-Señor, se deja el libro y es muy bueno. Tiene muchas referencias en su interior y seguro que sabrá apreciarlo.
Cogí el libro que me alargaba y las puertas del autobús se cerraron. Vi como la joven agitaba su mano en señal de despedida. Cuando llegué a casa me senté y abrí el envoltorio, tal como me había dicho el libro estaba lleno de anotaciones en diversos idiomas y en la portadilla contaba un personaje llamado Amanda, quizás la chica que me pasó el libro. Como se organiza una cadena B.C y el largo recorrido que había vivido este interesante libro. Fue así como me incorpore a estas rotaciones de libro y puse en circulación el programa de liberación de libros de mi biblioteca. Un año después me llegó de vuelta uno de los primeros libros liberados de mi biblioteca, me pareció que le hacia un gran beneficio a la literatura . INDALESIO

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